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Un virus silencioso invade las guarderías de EE. UU.

Brotes de sarampión y HFMD en EE. UU. y Canadá encienden alarmas en centros infantiles por su alta transmisibilidad y baja vacunación.

Un virus silencioso invade las guarderías de EE. UU.

Un preocupante panorama sanitario afecta a guarderías en Estados Unidos y Canadá, donde autoridades han reportado brotes de enfermedades altamente contagiosas entre menores de cinco años. La rápida propagación del virus de la mano, pie y boca (HFMD) y del sarampión ha encendido las alarmas, especialmente en centros de cuidado infantil, donde confluyen niños en edad preescolar sin esquemas completos de vacunación y con baja inmunidad tras la pandemia.

La HFMD ha mostrado un repunte significativo en EE. UU., con síntomas que incluyen fiebre, úlceras bucales, sarpullido y, en algunos casos, pérdida de uñas. Aunque la enfermedad suele ser leve, su alta transmisibilidad, sumada a la ausencia de una vacuna, ha obligado a implementar estrictas medidas de higiene, control de síntomas y aislamiento de casos. Esta situación ya genera ausentismo escolar y sobrecarga en los servicios médicos pediátricos.

Mientras tanto, Canadá enfrenta un brote de sarampión que ha afectado a más de 2.000 personas en Ontario desde octubre de 2024. La mayoría de los casos se concentran en comunidades con bajas tasas de inmunización, como algunos grupos religiosos. Se ha reportado incluso una muerte fetal asociada a una infección congénita, lo que agrava aún más la situación sanitaria.

Las guarderías se enfrentan al desafío de cuidar a niños que aún no han recibido la vacuna MMR (sarampión, paperas y rubéola), cuya aplicación ha sido adelantada a los seis meses en algunas zonas de alto riesgo. Esta decisión responde a la caída nacional en las tasas de vacunación, que han descendido del 90 % en 2019 al 83 % en 2025, debido al escepticismo pospandemia y la desinformación.

En respuesta, los gobiernos locales han desplegado clínicas móviles, campañas educativas y políticas de control en centros infantiles, que incluyen protocolos de higiene reforzada, capacitación al personal y medidas de aislamiento preventivo. Un solo caso de sarampión puede implicar hasta tres semanas de cuarentena, lo que representa una carga emocional y logística para padres y cuidadores.

La CDC advierte que un brote de sarampión puede costar hasta 50.000 dólares por caso, sin contar las posibles complicaciones como neumonía o encefalitis. Por eso, las autoridades piden a los padres vigilar cualquier síntoma como fiebre, tos, sarpullido o úlceras, y priorizar la vacunación y la atención médica temprana para evitar que la situación se agrave.

Tomado de Semana