Una águila real herida fue rescatada en El Calvario, uniendo a la comunidad en un esfuerzo por salvarla y devolverla al cielo.
El 5 de octubre, la tranquilidad de la zona rural de El Calvario se interrumpió cuando una habitante encontró a un águila real, símbolo de libertad y poder, incapaz de volar. Sin dudar, compartió la noticia en el grupo de WhatsApp de su comunidad, lo que llevó a los vecinos a contactar a Cormacarena para su rescate.
El equipo de rescate de fauna silvestre emprendió una misión urgente desde Villavicencio. A su llegada, la comunidad y la Policía Nacional entregaron al águila real, que había sido transportada en una caja de cartón. El ambiente se tornó solemne, interrumpido únicamente por el tenue batir de sus alas, recordando la urgencia de su situación.
A pesar de las adversas condiciones climáticas y el difícil camino, el equipo llegó a la Clínica Veterinaria Solo Patas, donde se le diagnosticó una fractura de radio y cúbito en su ala derecha, probablemente causada por un perdigón. A las 11 de la noche, comenzó un complejo procedimiento quirúrgico en el que los médicos implantaron un clavo intramedular para estabilizar el hueso fracturado.
Desde entonces, cada día se convierte en una lucha colectiva para cuidar y tratar al águila, un esfuerzo crucial para recuperar su lugar en el cielo. Esta especie, esencial para el equilibrio de los ecosistemas, enfrenta amenazas como la caza y la destrucción de su hábitat, lo que la coloca en peligro de extinción.
Esta conmovedora historia destaca la importancia de la colaboración entre comunidades e instituciones en la conservación de la fauna. El vuelo del águila real no solo representa la resiliencia de la naturaleza, sino también la esperanza de un futuro donde todos trabajen juntos por la preservación del medio ambiente.