Más allá de los golpes, la violencia económica controla ingresos, prohíbe trabajar y limita decisiones, perpetuando la dependencia en las mujeres.
En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, expertos destacan una forma de agresión poco visible pero profundamente dañina: la violencia económica. Este tipo de abuso priva a las mujeres de su autonomía financiera al controlar sus ingresos, prohibirles trabajar o tomar decisiones sobre su dinero, perpetuando ciclos de dependencia y abuso.
Según Marisol Salamanca, docente del Politécnico Grancolombiano, esta violencia comienza de forma sutil, pero con el tiempo puede dejar a las mujeres sin capacidad de decidir sobre su vida económica. "Es una agresión silenciosa que no deja señales físicas, pero que vulnera los derechos humanos y la calidad de vida de las mujeres", afirma Salamanca.
Algunas señales de alerta incluyen la exclusión de decisiones financieras, la negación de acceso a empleo o educación, la prohibición de servicios bancarios y la explotación laboral sin remuneración. Estos comportamientos, muchas veces normalizados, limitan las posibilidades de las mujeres para escapar de relaciones abusivas.
La docente resalta que combatir esta problemática requiere empoderar a las mujeres desde temprana edad mediante educación y acceso al trabajo. Además, es fundamental que instituciones y empresas adopten políticas laborales con enfoque de género para garantizar su independencia económica. "La educación es la herramienta más poderosa para romper este ciclo", asegura Salamanca.
Visibilizar la violencia económica es otro gran desafío, ya que esta agresión no discrimina clase social ni contexto geográfico. Iniciativas como la exposición "Esta no es una exposición más sobre violencia de género en nuestro país", en el Museo Memoria y Tolerancia de México, buscan sensibilizar al público sobre sus efectos y llamar a reconocerla como una violación a los derechos fundamentales.
Con acciones colectivas, educación y políticas inclusivas, expertos y activistas esperan que más mujeres puedan identificar y enfrentar esta forma de violencia, construyendo un camino hacia la igualdad y la autonomía financiera.