Los integrantes de esta comunidad aborigen, ubicada al sur del departamento, atraviesan por una difícil situación, denuncian autoridades de salud.
Descalzos y con ausencia de ropa, brotes en la piel y con signos de desnutrición, fueron encontrados los niños indígenas de la etnia Jiw en improvisadas malocas construidas en madera y palma a escasos minutos de la cabecera municipal.
Así lo hicieron saber la Empresa Social del Estado, ESE Solución Salud, y la secretaría de Salud del Meta durante un censo poblacional llevado a cabo en el sur del Departamento en límites con el Guaviare.
Los funcionarios establecieron que los indígenas de esa población, Jiw; están en completo abandono del Estado colombiano y en peligro de ser exterminados a causa del conflicto armado.
Pese a un fallo de la Corte Constitucional que ordenó la protección de sus derechos constitucionales, los aborígenes siguen siendo víctimas de vulneraciones con desplazamiento forzoso por parte de la guerrilla y otros grupos ilegales que operan en la zona del río Guayabero y el Guaviare.
Ante el deplorable estado de los Jiw, las autoridades de salud del Meta establecieron una estrategia que permita dar atención en el asentamiento indígena Zaragoza, dividida en ocho núcleos en zona rural de Mapiripán.
En un trabajo coordinado se construyó un glosario y simbología de palabras que son usados por el personal médico, para empezar a eliminar las barreras de comunicación entre los médicos del centro de salud y la población indígena.