Investigadores de la Universidad de Chalmers en Suecia consiguieron crear moléculas líquidas que almacenan energía solar.
Un equipo de científicos suecos acaba de hacer lo impensable: desarrollar un fluido que puede almacenar la energía sola durante más de una década. Este hecho es trascendental pues podría reemplazar a otros combustibles provenientes de recursos no renovables.
Los investigadores han denominado a su descubrimiento como “Combustible térmico solar” y es capaz de almacenar energía durante 18 años.
El problema hasta ahora ha sido que la energía solar no es capaz de almacenarse a largo plazo de forma barata y eficiente. Pero eso está cambiando.
Este fluido es una molécula en forma líquida en la que los científicos de la Universidad de Chalmers, Suecia, han estado trabajando para mejorarla durante más de un año.
Uno de los ingenieros del MIT que trabaja con estos materiales explicó para NBC News que:
“Un combustible térmico solar es como una batería recargable, pero en lugar de electricidad, se pone la luz solar y se dispara el calor, se activa a demanda”.
Si todo sale bien, los investigadores de la Universidad de Chalmers en Suecia piensan que esta tecnología podría estar lista para su uso comercial en tan sólo 10 años.
La molécula del combustible térmico solar está compuesta de carbono, hidrógeno y nitrógeno. Cuando es golpeada por la luz solar los enlaces de sus átomos se reorganizan y se convierten en una versión energizada de sí misma que recibe el nombre de isómero.
La energía del sol se captura entre los enlaces químicos del isómero y permanece allí incluso cuando la molécula se enfría a temperatura ambiente. ¿Es esto el futuro?
Los científicos de Chalmers afirman que:
“cuando venimos a extraer la energía y la usamos, obtenemos un aumento de calor que es mayor de lo que nos atrevimos a esperar”.
Y es que cuando se necesita la energía, por ejemplo en la noche o en el invierno, el fluido simplemente se extrae a través de un catalizador que devuelve la molécula a su forma original, liberando energía en forma de calor.
El sistema funciona de manera circular. Al bombear a través de tubos transparentes, el fluido se calienta por la luz solar, convirtiendo la molécula norbornadieno en su isómero que atrapa el calor, el cuadriciclano. El fluido se almacena a temperatura ambiente con una pérdida de energía mínima. Cuando se necesita la energía, el fluido se filtra a través de un catalizador especial que convierte las moléculas de nuevo a su forma original, calentando el líquido a 63 grados Celsius.
Otra cosa más, el dispositivo de energía renovable y libre de emisiones está formado por un reflector cóncavo con una tubería en el centro, que rastrea el Sol como una especie de antena parabólica. Los investigadores han puesto el fluido en este ciclo más de 125 veces, acumulando calor y dejándolo sin un daño significativo a la molécula.