Muchas empresas como Boing o Starbucks están haciendo programas para eliminar los pitillos de sus productos debido a lo dañino que resultan para el medio ambiente, en particular para el océano, pero según NBC News, el mayor contaminante de los mares no son los pitillos de plástico, sino las colillas de cigarro.
Resulta que cada año se fabrican 5 mil 600 millones de cigarrillos con filtros de acetato de celulosa –una clase de plástico que llega a tardar una década en descomponerse. Lo peor es que hasta dos tercios de estos residuos se desechan de forma irresponsable y debido a que su gestión está muy mal regulada, una cantidad que no se termina de calcular termina en los océanos.
De acuerdo con una investigación de Ocean Conservancy, las colillas de cigarro son el artículo más recolectado de las playas del mundo. Solamente 2017 se recogieron 2 millones y medio de colillas, frente a los 640 mil popotes que se contabilizaron.
Ante esta problemática existen asociaciones como la estadounidense Cigarrette Butt Pollution Project la cual se encarga de presionar al gobierno para que se prohíban los filtros de cigarro. Thomas Novotny, fundador de la asociación, considera que los los filtros no producen ningún beneficio para la salud de los fumadores, sólo aportan comodidad y, sin embargo, las fibras sintéticas y los químicos con los que se fabrican resultan tóxicos para los peces y también para los seres humanos cuando se filtran en el suelo, ríos y mares.
Como era de esperarse los intentos de Novontny y Cigarrette Butt Pollution Project han sido infructuosos frente al gobierno e, incluso, hasta los grandes monstruos de la industria del tabaco están invirtiendo más tiempo y dinero en investigaciones par a la creación de filtros biodegradables y la distribución de ceniceros portátiles.
Por tu parte, podrías empezar por fijarte dónde tiras tus colillas