A pesar de que la clase política del país pidió la renuncia de la congresista, ella sigue en su puesto y ha dejado claro que no se piensa ir.
El pasado lunes, la Universidad Externado de Colombia confirmó mediante un comunicado que tras hacer un estudio detallado con profesionales en derechos de autor, se detectó que hubo plagio en la tesis que presentó la congresista Jennifer Arias.
Ante la confirmación de este hecho, que deja muy mal parada a la presidenta de la Cámara de Representantes, la Universidad Externado le solicitó al Consejo de Estado anular los títulos obtenidos en esa Alma Mater por la congresista.
Sin embargo, y pese al panorama tan oscuro que enfrenta Arias en este momento, la congresista aseguró que es “inocente” y criticó a la Universidad Externado porque, según ella, esa Alma Mater no escuchó su versión y realizó una investigación basada en un documento que no era su tesis original.
“Confío en la justicia y serán los estrados en los que demostraré mi inocencia”, señaló la congresista, quien interpuso una acción te tutela contra la Universidad Externado para que se le garantice el “derecho ala defensa y al debido proceso”.
Tras conocer este escandaloso episodio, que involucra nada más y nada menos a la presidenta de la Cámara de Representantes, son varios los sectores políticos en Colombia que han pedido la renuncia irrevocable de Arias.
Sin embargo, y pese a la presión mediática la congresista ha hecho caso omiso y oídos sordos a estas peticiones.
Ante esta actitud de la Representante Arias, no solo la clase política del país sino los ciudadanos de a pie y sobre todos sus paisanos, se preguntan ¿dónde está la ética de la representante de la Cámara?
Ante este cuestionamiento, Rubén Sánchez, profesor de la facultad de estudios Internacionales, políticos y urbanos de la Universidad del Rosario, respondió que esa pregunta no deberían hacerla en este país porque “los políticos colombianos dejaron la ética a un lado hace muchísimo tiempo y ahora todo lo manejan en el plano legal”, como lo piensa hacer la Representante Arias.
Con relación a las implicaciones políticas que le traerá este escándalo a la presidente de la Cámara, el docente de la Universidad del Rosario indicó que: “Implicaciones en materia política no creo que tenga ninguna, que no hay ninguna posibilidad de que la obliguen a renunciar a su cargo, la obligación sería ética y tendría que venir de parte de la congresista, pero eso no va pasar porque los políticos colombianos dejaron la ética a un lado hace muchísimo tiempo”, indicó Rubén Sánchez.
Y agregó: “La condena para la Representante debería ser en el plano social, porque en el plano jurídico ella va a dar la pelea. En otros países, los políticos que han sido “pillados” haciendo plagio a sus tesis han renunciado, porque allá sí pesa la ética”.
Por su parte, Yamid Alfonso González Parra, Politólogo Investigador del Observatorio de Juventud de la Universidad Nacional, señaló que la reciente confirmación del plagio de Jennifer Arias trae una triste pero predecible conclusión: su irrespeto por la academia y la ley es tan bochornoso como inofensivo para su actual ejercicio político.
Pero, en el mediano plazo ¿Cuáles serán los costos que puede acarrear esta vergonzante conducta para la congresista y su partido político, el Centro Democrático?
Según González, se puede resumir en tres tipos de costos, a saber, Jurídicos, Políticos y Éticos: “Respecto a los costos jurídicos, podemos hablar de unas medidas inmediatas, correspondientes a la muy posible pérdida de su título como Magister en Gobierno y Políticas Públicas.
Frente a su investidura, dado el corto lapso de tiempo para las próximas elecciones legislativas, una causa en su contra tendrá todo tipo de dilaciones y no progresará, se puede decir que “va de salida”, y que seguirá tan campante, censurando la oposición al gobierno y llevando de la mano a “Anatolio” para que “vote sí” en las venideras maniobras de corrupción electoral”, explicó el politólogo de la Nacional .
En el caso de lo político, “la cosa es más compleja, porque se sabe que su papel como presidenta depende directamente de la máxima instancia de decisión del centro democrático, es decir, de la voluntad del expresidente, exsenador y expresidiario, Álvaro Uribe Vélez.
Esta decisión no fue compartida por algunos sectores del centro democrático, ha venido a agudizar las enormes y crecientes grietas que presenta el partido de gobierno, y la defensa de su posición no deja de avivar estas tensiones internas.
A su vez, el escándalo viene a ser un golpe más para la maltrecha imagen pública del partido y de su jefe político, que ha buscado ocultar, con agilidad malabarista, los innumerables escándalos de corrupción, narcotráfico y paramilitarismo que recaen sobre su colectividad. Sin duda, es minúsculo el costo político que tiene esta aberración para la congresista, en comparación con el que tendrá para su partido político en las elecciones de marzo”, indicó el docente de la Nacional .
En términos de los costos éticos, González aseguró que podemos decir que no hay novedad en lo absoluto; que ya era terriblemente vergonzante la idea de que una lobbista de compañías aeronáuticas vinculadas con el narcotráfico llegase a ser presidenta de la Cámara de Representantes. Después de esto, un escándalo académico no es para ruborizarse, o de otro modo dicho, su moral está tan caída como algunas de las narcoavionetas de las empresas que representa.