Medicina Legal reveló que la niña tenía lesiones previas a su muerte, lo que abre dudas sobre cómo desapareció en Cajicá.
El caso de Valeria Afanador, la niña de 10 años desaparecida en Cajicá y hallada sin vida en el río Frío tras 18 días de búsqueda, sigue sin resolverse. Aunque el dictamen de Medicina Legal confirmó que la causa de muerte fue asfixia por inmersión, nuevas revelaciones sobre dos heridas en su cuerpo generan interrogantes adicionales.
El abogado de la familia, Julián Quintana, explicó que se trataba de raspones en el tórax y en una mano, los cuales ocurrieron antes de su fallecimiento. Para los investigadores, estas lesiones no son mortales, pero pueden aportar pistas clave sobre lo ocurrido en las horas posteriores a que la menor salió del colegio por una reja.
Según el jurista, Valeria no presentaba marcas al ingresar a la institución, por lo que los raspones habrían ocurrido después de su desaparición. La hipótesis incluye desde un posible accidente al escapar por la reja hasta un contacto con objetos en la ribera del río.
El informe forense detalló que las escoriaciones medían entre 1 y 1.5 centímetros, localizadas en la mano izquierda. Estos hallazgos, aunque menores, refuerzan la necesidad de esclarecer si la niña salió por decisión propia o si un tercero influyó en su desaparición.
La familia insiste en que no se descarte un posible homicidio. Por eso solicitaron a la Fiscalía ampliar la investigación, no solo sobre la responsabilidad del colegio, sino también sobre la eventual participación de otras personas.
Tomado de Semana