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Excombatientes del Meta recibieron 300 hectáreas para sembrar paz

La Agencia Nacional de Tierras entregó 300 hectáreas a firmantes de paz en Barranca de Upía, como parte de la Reforma Agraria.

La Agencia Nacional de Tierras (ANT) entregó este 8 de octubre un predio de 300 hectáreas con más de 18.900 unidades de palma africana a 23 familias de firmantes de paz en el municipio de Barranca de Upía, Meta. La adjudicación hizo parte del cumplimiento del punto uno del Acuerdo de Paz de 2016, que promueve el acceso a la tierra y la reincorporación económica de excombatientes.

El acto contó con la presencia de la Misión de Verificación de la ONU en Colombia, la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN), la Alcaldía Municipal y otras autoridades locales. Durante la jornada, Gonzalo Agudelo, encargado del programa de reincorporados de la ANT, destacó que esta entrega correspondía al predio número 100 asignado a familias que “dejaron las armas para construir una nueva vida y trabajar su propio territorio”.

Según la ANT, bajo la dirección de Juan Felipe Harman Ortiz y el liderazgo del presidente Gustavo Petro, ya se han gestionado más de 17.000 hectáreas productivas en todo el país para firmantes del proceso de paz. Solo en el Meta se han adjudicado más de 4.350 hectáreas, lo que representa un avance significativo en la consolidación de la reconciliación y el desarrollo rural.

La Reforma Agraria impulsada por el Gobierno Nacional ha sido reconocida internacionalmente. Durante la sesión del Consejo de Seguridad de la ONU celebrada el 3 de octubre en Nueva York, distintos países elogiaron los avances de Colombia en materia de acceso a la tierra y reincorporación productiva. Representantes de China y Grecia destacaron el impacto positivo de las políticas rurales en la reducción de la violencia y en la generación de oportunidades para comunidades campesinas.

La entrega en Barranca de Upía simbolizó la continuidad del compromiso estatal con los acuerdos firmados en 2016. Excombatientes y víctimas del conflicto ahora trabajan la tierra como herramienta de transformación y paz, consolidando un modelo que busca cambiar la historia de las regiones más golpeadas por la violencia.