El presidente Petro plantea una constituyente, pero expertos advierten sobre los peligros de una reforma que podría desestabilizar la democracia en Co
La propuesta del presidente Gustavo Petro de convocar a una constituyente ha generado un amplio debate en el país. Aunque el mandatario ha expresado que su llamado es para que “el pueblo se declare en poder constituyente”, el contexto y las interpretaciones varían. Indira Latorre, profesora de la Universidad del Rosario, subraya que la propuesta parece desviarse de los procedimientos establecidos por la Constitución de 1991, generando confusión y preocupación sobre las intenciones reales del gobierno.
El analista político Mauricio Jaramillo Jassir destaca que, a diferencia del proceso constituyente de 1991, el contexto actual de polarización podría estancar las discusiones, bloqueando no solo la reforma constitucional, sino también la agenda legislativa del gobierno en áreas clave como salud, educación y trabajo. A su juicio, aunque la constituyente podría desbloquear ciertas reformas sociales, los riesgos superan con creces los eventuales beneficios políticos.
Latorre recuerda que la Constitución solo puede ser modificada siguiendo los cauces legales, ya sea por el poder constituyente originario (lo que Petro denomina poder constituyente) o por el Congreso. Sin embargo, advierte que el uso del poder constituyente sin límites puede abrir la puerta a reformas que podrían erosionar el sistema democrático, un fenómeno que ha sido observado en otros países de América Latina bajo lo que se conoce como "populismo constituyente".
Según la Constitución de 1991, convocar una Asamblea Constituyente es un proceso complejo que requiere amplios consensos y la aprobación de la Corte Constitucional, además del respaldo de una significativa porción del electorado. Latorre enfatiza que cambiar la Constitución no debe tomarse a la ligera, pues implica riesgos para la estabilidad institucional y democrática del país.