Los retractares del matrimonió gay no se hicieron esperar. El magistrado Jorge Pretelt, hizo una ponencia que desmontaría dicho matrimonio para que pasé a ser "una unión solemne".
Al parecer los matrimonios para parejas del mismo sexo aún no son una realidad, tal como creía la comunidad LGBTI. El magistrado Jorge Pretelt Chaljub realizó una ponencia en la Corte Constitucional en donde el documento indica que todas las celebraciones de unión hechas por parejas homosexuales ante jueces y notarios los últimos 18 meses no son un matrimonio en sí, solo son ‘uniones solemnes’.
Es decir, si la ponencia presentada por el magistrado es aceptada, los matrimonios realizados por parejas homosexuales hasta el momento después del ‘supuesto’ debate ganado las parejas homosexuales volverían a la incertidumbre, ya que no serían válidos y serían tomados solo como una unión.
El resultado de toda esta polémica hizo que llegaran cinco tutelas a la Corte Constitucional para que el alto tribunal explicara y sacara de dudas sobre el matrimonio gay. Pues fue la misma Corte quién ocasionó el enredo jurídico. Ya que en el 2011, resolvió una demanda contra el código penal, hecho por la comunidad LGBTI., la corte pronunció una sentencia ambigua respecto al matrimonio homosexual, dejando preguntas al aire, dejando que muchos interpretarán a su forma.
No obstante, la ponencia del magistrado Pretelt derribaría la tesis ya aceptada. El magistrado afirmó que para que se pueda aceptar la aplicación del matrimonio civil para parejas del mismo sexo “debe realizarse una reforma a una institución que se encuentra protegida por principios constitucionales, así como por otras leyes del ordenamiento jurídico, lo cual conduce a determinar que dicho acto reformatorio implica una reestructuración drástica de conceptos que fueron previamente definidos por el legislador y, por lo tanto, no es la Corte Constitucional el órgano llamado a ejercer esta función”. En palabras castizas: es el Congreso y no la Corte el que debe definir esta controversia.
El magistrado además insinuó que los jueces que formalizaron estos matrimonios emplearon “indebidamente normas regulatorias de una institución civil no modificada” por el Congreso y se arrogaron, según él, competencias que son propias de esta rama del Poder Público. De acuerdo con la ponencia, en países como Alemania, Finlandia o Ecuador no se han reconocido todos los efectos de la figura del matrimonio para parejas del mismo sexo y esto no ha implicado un déficit de derechos en la medida en que estas parejas han podido solemnizar su unión a través de un contrato. Pareciera que la palabra prohibida en esta ecuación es “matrimonio”. Para muchos, este sería un reversazo tremendo de la Corte. Para otros, constituye una aclaración necesaria.
La polémica está en todo su furor. Mientras el exmagistrado Rodrigo Uprimny aceptó que la ambigüedad de la sentencia de 2011 debe despacharse en favor de esta comunidad históricamente excluida, tal como fue la recomendación del 95% de las universidades consultadas, con excepción de la Sabana, el magistrado Pretelt está convencido de que reconocer los matrimonios entre parejas del mismo sexo es un imposible jurídico. En la tras escena del debate, el reclamo al Congreso queda en el tintero. Ha sido incapaz de legislar para acabar las interpretaciones de los jueces, incluida la Corte Constitucional.