El trabajo autónomo en Colombia requiere disciplina contable y cumplimiento tributario para garantizar estabilidad y crecimiento profesional.
El trabajo independiente se ha consolidado como una de las principales formas de empleo en Colombia. Cada vez más profesionales eligen esta modalidad por la flexibilidad y la posibilidad de gestionar sus propios ingresos, aunque esto implica asumir responsabilidades financieras y tributarias que requieren planificación y conocimiento. La compañía Siigo resalta que la sostenibilidad del trabajo autónomo depende de una gestión contable organizada y responsable.
Uno de los primeros pasos consiste en definir tarifas que reflejen el costo real del servicio, considerando gastos fijos y variables, aportes a seguridad social y otros gastos asociados a la prestación del servicio. Una correcta estructuración de las tarifas permite mantener un equilibrio financiero y prever el impacto de las retenciones sobre los ingresos netos.
La retención en la fuente es un mecanismo clave mediante el cual el contratante descuenta un porcentaje del pago como anticipo del impuesto de renta. Según el Decreto 572 de 2025, las tarifas aplicables varían: 11 % para personas jurídicas o naturales con ingresos superiores a 3.300 UVT y 10 % para personas naturales no declarantes.
El Impuesto de Industria y Comercio (ICA) también es relevante y grava la prestación de servicios según el municipio. La retención de ICA (ReteICA) se aplica cuando el contratante y el proveedor tributan en la misma ciudad, siendo variable según la actividad económica y el municipio.
Los aportes a la seguridad social deben realizarse mediante la PILA, cubriendo salud, pensión y riesgos laborales. Cumplir con estas obligaciones asegura protección social y fortalece la formalidad laboral.