En el Día Internacional del Migrante, un libro visibiliza cómo niños viven la migración sin voz ni elección, cargando pérdidas, miedos y esperanza desde la infancia.
En el marco del Día Internacional del Migrante, que se conmemora cada 18 de diciembre, el libro “El niño maleta” pone en el centro una realidad poco escuchada: la experiencia de la niñez migrante que se ve obligada a desplazarse sin comprender las razones ni el destino, asumiendo cambios profundos que marcan su desarrollo emocional y social.
La obra fue creada por Luz Ángela Bustos y Alba Yaneth Álvarez, licenciadas en Educación Infantil del Politécnico Grancolombiano, quienes plantean una mirada crítica sobre la migración desde la voz infantil. El libro surge a partir de talleres con niños migrantes, donde dibujos, relatos y silencios revelan emociones que rara vez se incluyen en el debate público.
Según las autoras, muchos niños migran “como equipaje”, sin ser consultados ni informados, enfrentando rupturas constantes: dejan atrás amigos, escuelas, rutinas y referentes afectivos. Cada nuevo destino implica empezar de cero, con una sensación permanente de provisionalidad y desarraigo.
La publicación expone que la migración infantil no solo transforma el territorio físico, sino también la identidad del niño. La repetición del desplazamiento genera incertidumbre, miedo y adaptación forzada, incluso cuando existen momentos de alegría o reencuentro familiar.
Datos de organismos internacionales señalan que más de 43 millones de niños en el mundo han sido desplazados. Sin embargo, “El niño maleta” se aleja de las cifras para narrar el impacto emocional de estas decisiones en la infancia, una dimensión frecuentemente invisibilizada en las políticas migratorias.