James Harrison, quien donó sangre por más de 60 años y salvó a millones de bebés, falleció a los 88 años. Su legado cambió la medicina.
James Harrison, conocido como el "hombre con el brazo de oro", falleció el 17 de febrero a los 88 años. Su sangre contenía un anticuerpo único que ayudó a desarrollar tratamientos contra la enfermedad hemolítica del recién nacido (EHRN), salvando la vida de más de dos millones de bebés en Australia y otras partes del mundo.
La historia de Harrison como donante comenzó a los 14 años, cuando una cirugía de pulmón lo hizo depender de múltiples transfusiones de sangre. A partir de entonces, se comprometió a donar plasma regularmente, alcanzando un récord de más de 1.170 donaciones en seis décadas.
El anticuerpo presente en su sangre, llamado anti-D, permitió crear una vacuna para prevenir la EHRN, una condición grave en la que los anticuerpos maternos atacan los glóbulos rojos del feto. Gracias a sus donaciones, miles de madres pudieron dar a luz sin complicaciones.
Entre los beneficiarios de su altruismo estuvieron su propia hija y dos de sus bisnietos. Su familia destacó que Harrison siempre decía que donar no dolía y que cualquiera podía necesitar una transfusión en algún momento de su vida.
La Cruz Roja Australiana lo calificó como un hombre extraordinario cuya contribución a la medicina ha sido invaluable. Su ejemplo inspiró a miles de personas a convertirse en donantes, dejando una huella imborrable en la historia de la salud pública.
James Harrison falleció en un centro de ancianos al norte de Sídney. Aunque su vida llegó a su fin, su "brazo de oro" seguirá siendo símbolo de esperanza, generosidad y compromiso con la humanidad.
Tomado de Bluradio