Contaminación auditiva, invasión al espacio público, problemas de movilidad e inseguridad; dolores de cabeza de residentes en el sector.
Desesperados se declararon comerciantes y residentes del Siete de Agosto y barrios vecinos por diferentes problemáticas derivadas de la actividad comercial nocturna, de alto impacto que se desarrolla en la zona rosa del Siete de Agosto.
Michel Fierro, vicepresidente de la Junta de Acción Comunal –JAC- del barrio en el que funciona el mayor número de establecimientos comerciales dedicados al expendio de bebidas alcohólicas, sostuvo que es una problemática muy grave debido al mal funcionamiento de los bares.
“Esa actividad catalogada de alto impacto genera narcomenudeo, prostitución, inseguridad, contaminación auditiva, riñas callejeras, movilidad e invasión del espacio público, entre otras dificultades”, aseguró.
Agregó que no es solo la comunidad del Siete de Agoto sino la de otros barrios como el Bosque, Buque, Barzal y Villa María; los que directamente se ven perjudicados con el funcionamiento de discotecas en el sector.
Dijo que la movilidad es prácticamente nula porque se aglomeran personas a consumir licor y sustancias alucinógenas en andenes y calles.
Tanto así que es casi imposible que una ambulancia transite por el lugar, siendo esa avenida una de las más usadas por para llegar a las clínicas del barrio Barzal.
También se refirió la dificultad que han tenido los propietarios de locales comerciales destinados a otra actividad diferente a la venta de ‘trago’, “es grave porque nadie quiere estar acá ya la venta de bebidas embriagantes a desplazado otro tipo de comercio. Nadie quiere estar acá en esta zona”.
Es tanto el inconformismo por la afectación que tienen, que pidieron la revisión del Plan de Ordenamiento Territorial –POT, se reubique esa zona calificada como lúdica, para que funcionen en otro sector, preferiblemente a las afueras de la ciudad.
Mientras eso sucede, solicitan a l gobierno local que no adjudiquen más licencias de funcionamiento para discotecas, que las que ya están abiertas al público cumplan con horarios establecidos, la insonorización y toda la reglamentación que exige la normatividad.