El gobierno Petro aceptó términos de Trump para evitar sanciones y garantizar el retorno de connacionales deportados.
Tras una jornada tensa entre Bogotá y Washington, los gobiernos de Colombia y Estados Unidos anunciaron un acuerdo para superar la crisis diplomática generada por la negativa del presidente Gustavo Petro de recibir un vuelo militar con deportados colombianos. Según lo informado, Colombia aceptará el retorno irrestricto de connacionales en aviones militares norteamericanos.
El canciller Luis Gilberto Murillo afirmó que el impasse fue superado y que se garantizarán condiciones dignas para los deportados. Además, tanto él como el embajador Daniel García-Peña viajarán a Washington para dar seguimiento a los acuerdos alcanzados. Por su parte, EE. UU. indicó que mantendrá sanciones como la suspensión de visas y mayores controles fronterizos hasta que el primer vuelo sea completado.
Las reacciones políticas no tardaron en llegar. La senadora María Fernanda Cabal criticó al presidente Petro calificándolo de "irresponsable", mientras que Katherine Miranda, de la Alianza Verde, tachó la situación como un "ridículo mundial". En contraste, el senador Iván Cepeda respaldó la posición de Petro, señalando que EE. UU. busca imponer un modelo "supremacista imperial".
En un comunicado oficial, el Gobierno colombiano subrayó su compromiso con los derechos de los connacionales retornados y destacó el uso del avión presidencial para facilitar su traslado. Este gesto busca evidenciar un enfoque humanitario y de respeto por la dignidad de los deportados.
La crisis ha dejado en evidencia las tensiones en las relaciones bilaterales, pero también el interés de ambas naciones por mantener una cooperación estratégica. Según fuentes diplomáticas, este episodio podría ser un punto de inflexión en el manejo de políticas migratorias entre ambos países.