Un nuevo estudio revela el sitio exacto en dónde podrían los astronautas construir su base lunar.
Ningún astronauta que haya viajado a la Luna ha pasado más de tres días en la superficie de nuestro satélite natural. La causa: Sucesos como la caída de meteoritos, los repentinos cambios de temperatura, la radiación que pegan más fuerte en la Luna que en la Tierra al no contar con atmósfera ni campo magnético y los trajes espaciales no son capaces de protegerlos de eso y otros sucesos externos.
Ahora, con las nuevas misiones que buscan regresar a la Luna y crear un base en su superficie, los científicos buscan el lugar ideal para generar un habitad seguro y al parecer lo han encontrado en el interior de un túnel de lava intacto.
Un estudio publicado en Geophysical Research Letters confirma la existencia de este lugar en la zona de Marius, un cráter ubicado en el Oceanus Procellarum; y debido a su ubicación y forma es la mejor opción que han descubierto para proteger a los astronautas de las condiciones peligrosas en la superficie.
Los túneles de lava son canales naturales formados cuando un flujo de magma desarrolla una corteza dura, que se espesa y forma un techo sobre la corriente de lava que fluye aún. Una vez que deja de fluir, el túnel a veces se drena, formando un vacío hueco.
Fue la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA) quien encontró la evidencia del túnel de lava abierto gracias a los datos recabados por los datos de radar de la nave espacial SELENE, el cual fue desarrollado para para estudiar los orígenes de la luna y su evolución geológica. Los científicos crees que este tubo puede no ser el único que se encuentra en la zona del Oceanus Procellarum.
“Es importante saber dónde y cuán grandes son los tubos de lava lunar si alguna vez vamos a construir una base lunar. Pero conocer todo esto también es importante para la ciencia básica. Podríamos obtener nuevos tipos de muestras de roca, datos de flujo de calor y datos de observación del terremoto lunar”, explicó Junichi Haruyama, investigador principal de la JAXA.
Cuando el equipo de JAXA decidió utilizar sus datos para tratar de encontrar tubos de lava, consultaron a científicos de la misión GRAIL (Gravity Recovery and Interior Laboratory por sus siglas en inglés), naves con las que la NASA recopila datos exactos sobre el campo gravitatorio de la luna. Al examinar las áreas donde GRAIL identificó déficits masivos, o menos masa bajo la superficie, redujeron los datos que necesitaban analizar.
“Sabían lo del tragaluz de Marius Hills, pero no tenían idea de hasta dónde podía llegar la cavidad subterránea – reconoció Jay Melosh, co-investigador de GRAIL – Nuestro grupo en Purdue usó los datos de gravedad sobre esa área para inferir que la apertura era parte de un sistema más grande. Al usar esta técnica complementaria de radar, pudieron descifrar cuán profundas y altas son las cavidades “.
Existen tubos de lava en la Tierra, pero sus contrapartes lunares son mucho más grandes. Para que un tubo de lava sea detectable por datos de gravedad, necesitaría extenderse varios kilómetros de largo y al menos un kilómetro de alto y ancho, lo que significa que el tubo de lava cerca de Marius es lo suficientemente grande como para albergar la estación lunar y más.
De acuerdo a información publicada en Science Bulletin “la existencia de tubos de lava en la luna se ha especulado en el pasado, pero esta combinación de radar y datos de gravedad proporciona la imagen más clara de cómo son y cuán grandes son todavía”.