Marelen Castillo pidió a Gustavo Petro que renuncie, afirmando que sin trampas electorales ella sería hoy la primera presidenta de Colombia.
En una columna publicada en el portal Las 2 Orillas, Marelen Castillo, excandidata a la Vicepresidencia por la fórmula de Rodolfo Hernández, le hizo una propuesta directa al presidente Gustavo Petro: que renuncie a su cargo. Según Castillo, si no hubieran existido irregularidades electorales como las confesadas por Nicolás Petro y Armando Benedetti, ella estaría hoy en la Casa de Nariño.
Castillo asegura que no se pronuncia por “los votos perdidos”, sino por tener, según sus palabras, la autoridad moral para exigirle al mandatario su salida del poder. “Pase a la historia como el primer presidente que reconoce su incapacidad para gobernar con equilibrio y coherencia”, afirmó, pidiendo que le dé paso a una mujer en la Presidencia.
En su escrito, expone una crítica frontal al estado actual del país, comenzando por el colapso del sistema de salud, la intervención de EPS y la falta de dirección clara en el modelo de atención médica. También cuestiona el discurso energético del Gobierno y lo que considera afirmaciones peligrosas del presidente sobre temas como la cocaína, el Tren de Aragua y la criminalidad.
Castillo sostiene que el presidente evidencia signos de desgaste físico, emocional y político, y asegura que su permanencia agudiza la crisis institucional. “Renuncie, presidente. Haga una carambola de honor y sensatez”, le dice, sugiriendo que así podría recuperar su salud, volver a la plaza pública, y dejar un legado más digno que el actual.
Aunque reconoce que la vicepresidenta Francia Márquez asumiría el poder en caso de una renuncia, advierte que eso no representaría un cambio real sino una continuidad del modelo que, según ella, ya fracasó. Sin embargo, plantea que Petro aún puede reivindicarse como líder si sorprende al país con un acto de nobleza: dejar el poder voluntariamente.
La columna finaliza con un llamado contundente: “Desenvaine la espada de la nobleza. Demuestre que es un revolucionario no solo de discurso, sino de principios. Sorprenda al país y sálvelo de usted mismo. Créame, eso sí sería una hazaña”.
Tomado de Semana