La Fotografía Documental le revivió el sentido por lo humano

Con la frase “La fotografía es muy técnica y mecánica, lo que realmente importa es el mensaje y la conexión con el personaje” inspirado por Platón, Norman Estupiñan, un Villavicence de 38 años de edad, apasionado por la Fotografía Documental y de calle, cuenta historias que pasan en el entorno común, destacando la indiferencia que hay en las personas hacia el otro.

“La humanidad es menos humana cada día” dice Norman, “por ejemplo en la capital del departamento Meta, los reporteros gráficos sin generalizar, están más pendiente de la fotografía de moda, y publicitaria, los jóvenes casi no se fijan en el tipo de Fotografía Documental, como de lo cotidiano, de los oficios que no son tan llamativos, los lugares que no son populares, cuando esos espacios tiene su propia magia, esa clase de fotografía está perdida en Villavicencio”

De la misma forma, explica que en la Fotografía Documental se realiza proyectos, sobre todo personales, del interés del autor, en donde se descubren lugares, personas y comportamientos sociales que no son muy común de ver, es una prima hermana de la Fotografía Periodística, en el cual se envía a un reportero para cubrir algún evento o noticia, y la Street Photography o Fotografía de Calle, que es retratar lo cotidiano, un suceso que paso en el momento y se tomó la foto, sin embargo, no trasciende, tras esto, Estupiñan afirma, “que aún así todos tienen un enfoque social, la esencia de la Fotografía Documental es el mensaje, lo que se transmite, más que la técnica, son historias contadas por imágenes. Lo documental es solo un nombre, si lo pensamos toda la fotografía documenta algo, no obstante, los equipos son importante, pero los conceptos lo son más”.

Por lo tanto, en esta área se puede hallar lo real, lo cotidiano, con cero manipulaciones, y sin cosméticos, es una fotografía que logra la satisfacción emocional, más no monetaria, por esa razón también se justifica que no es tan visible, sin embargo, en este punto de vista tiene gran importancia el mensaje y la simplicidad.

A través de ella se busca dignificar el lugar o el personaje, como lo hizo este comunicador con Don Armando, un ex pescador de 92 años en Nueva Venecia – Magdalena, cuando lo retrató en una visita tratando de fotografiar las personas más antiguas de la zona, “Este señor llamó mi atención porque decía que tenía un brazo muerto, y de verdad no le funcionaba, aun así, no permitía que lo ayudaran para nada, también me emocionó la ternura al cargar a su bisnieta, ese instante me marcó”

Todo comenzó con un proyecto que realizaba en la Ciénaga, sobre los fundadores del pueblo, en el que narraba con imágenes cada conquista. Asimismo, le pasó con una organización de perritos abandonados, que a través de la fotografía logró que algunas personas se interesaran en la fundación de animales y apoyarlos de alguna manera, Norman, confiesa que esta área en la fotografía lo hace vivir una gran satisfacción personal, y ahora su propósito es “visibilizar, que la gente vea más allá de su burbuja, pero me gustaría que los jóvenes se preocuparan por lo que sucede a su alrededor, que no sean ajenos a ello, no sólo en la fotografía, sino desde cualquier manifestación cultural”

Concretamente, tal cual suele pasar, las personas viven tan afanadas en su vida, su trabajo, sus relaciones cercanas, que olvidan compartir en sociedad, conocer de manera respetuosa que hay más allá de lo que nos toca vivir a diario, o suponen que cada quien esta porque quiere donde está, y no necesita de tan solo un saludo, una palabra de aliento o alguien que los escuche, es claro que las agrupaciones y los medios de comunicación informan de los muchos peligros hay en el día a día, pero también se debe recordar ser humanos, no actuar como maquinas que cumplen con oficios continuamente, es un llamado de solidaridad, compañerismo e intentar ponerse en los zapatos del otro, desde su labor, en que se pueda generar una cercanía, así pues, la experiencia de este fotógrafo, que tras sus múltiples estudios, reconoce la importancia de volver a lo sencillo, y que se puede aprender incluso de mayor forma en un entorno vulnerable y solitario, que a veces en un lugar con toda una gran producción.