Adultos de hoy, que no quieren abandonar la adolescencia y que no tienen afán de crecer porque no les gusta asumir responsabilidades.
Estamos frente a una generación que no quiere crecer, porque no tienen afán de hacerlo. Son hijos de padres muy complacientes y que les solucionan la vida.
Según estudios revelados por la revista médica ‘Child Development’, el tránsito de la juventud a la adultez depende de ciertas experiencias y vivencias, pero la gran cantidad de jóvenes no están desarrollando las herramientas necesarias para convertirse en adultos responsables de sí mismos y capaces de ser un aporte para la sociedad.
Luz Albany García, Psicóloga social con especialización en familia, nos habla al respecto.
El psicólogo Nicolás Labbé, con magíster en psicología infantojuvenil, describe un escenario en el que los hijos se quedan en casas de sus padres hasta bordear los 30 años, sin asumir responsabilidades propias; que conciben sus hogares como una suerte de hoteles de los que pueden salir y entrar a su antojo, sin cooperar en las tareas domésticas; jóvenes con buenos títulos profesionales que se dedican a juntar dinero mediante trabajos menores para poder
Es así como la madurez en nuestros nuevos jóvenes se hace más lenta, sobre todo en entornos sociales altos, mientras que en situaciones de más pobreza la obligación de trabajar a más temprana edad hace que los adolescentes deban asumir la adultez más pronto.
Entonces nos encontramos entre jóvenes que crecen más lento y otros que maduran muy rápido.