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Estrategias para una gestión responsable del gasto navideño

En diciembre, el crédito se dispara en Colombia y expertos advierten que un mal manejo financiero puede dejar a los hogares en números rojos al iniciar 2026.

Estrategias para una gestión responsable del gasto navideño

El uso del crédito de consumo aumenta cada diciembre en Colombia, impulsado por las compras navideñas, las celebraciones y la expectativa del pago de primas. Este comportamiento, según expertos, eleva el riesgo de endeudamiento excesivo y amenaza la estabilidad económica de los hogares al comenzar el nuevo año. Por eso, se insiste en la necesidad de planear gastos, evitar préstamos informales y mantener disciplina financiera para no terminar en una espiral de deuda que trascienda la temporada.

La advertencia la hace Hernando Espitia, director de la Escuela de Contabilidad y Finanzas Globales del Politécnico Grancolombiano, quien señala que el principal desafío no es solo cuánto gastas, sino la tendencia a sobrepasar los límites del presupuesto. Afirma que compras aparentemente pequeñas pueden duplicarse con facilidad bajo la idea de que “no pasa nada”, pero este patrón es el que más presiona la economía familiar en los meses posteriores.

Espitia recomienda elaborar un presupuesto que incluya regalos, reuniones, viajes y demás gastos típicos de la época, definiendo qué se pagará con recursos propios y qué necesitará financiamiento. También insiste en que cualquier deuda debe adquirirse únicamente a través de mecanismos formales, porque recurrir a créditos informales como el “gota a gota” expone a las familias a tasas impagables y a ciclos financieros difíciles de sostener.

Los expertos señalan que, aunque los hogares reciben más ingresos en diciembre, estos recursos se consumen rápidamente y dejan secuelas visibles en enero y febrero. En esos meses aumenta la demanda de crédito y crece la cartera vencida, lo que evidencia una baja planeación y una tendencia a financiar la temporada festiva con recursos que no siempre están disponibles.

El impacto se agrava cuando las deudas navideñas se suman a obligaciones habituales y a pagos de comienzo de año, como impuestos, matrículas, seguros y valorizaciones. Esta acumulación prolonga la presión financiera y obliga a muchas familias a diferir pagos, refinanciar saldos o mantener niveles altos de crédito durante todo el año.