Desde muy temprano el pueblo llanero se preparó para recibir a su santidad el papa encontrándose desde la media noche en el lugar de peregrinación.
El primer paso del papa Francisco en Villavicencio fue sobre las nueve de la mañana, recibido por las máximas autoridades del departamento y el municipio. Luego de terminar el acto protocolario se dirigió al papa móvil para comenzar el recorrido en la zona de peregrinación que desde la medianoche abrió sus puertas a los feligreses.
Al dar inicio a la eucaristía se rompe el protocolo con un saludo por las comunidades indígenas de los llanos orientales que entregan obsequios entre flechas, arcos y collares, actos culturales que el papa no rechaza y da suma importancia, muestra de la “inculturación del evangelio”.
Acto seguido: Beatificación a dos religiosos católicos declarados mártires y aprobados por el papa Francisco por sus virtudes heroicas. El difunto Jesús Emilio Jaramillo Monsalve, obispo de Arauca, en la frontera con Venezuela, cuando fue asesinado por la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional, ELN, un 2 de octubre de 1989 y el sacerdote Pedro María Ramírez Ramos, llamado el ‘Mártir de Armero’, Tolima, asesinado a machetazos el 10 de abril de 1948, por una turba generada por la violencia política que desencadenó el asesinato del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán el día anterior en Bogotá, fueron llamados a la santificación.
La homilía del papa reconoce la historia construida con de las decisiones humadas, en una frase que marca el mensaje, “en la sangre de Jesús correo sangre pagana” entendiendo con estas palabras la participación de todos en Jesús, sin importar sexo, genero, raza y cultura.
Enseña la importancia del sí para una reconciliación completa, recordando que cualquier esfuerzo de paz sin un sincero compromiso está condenado al fracaso, haciendo el llamado a las víctimas para que tomen como bandera el perdón, convirtiéndose en los protagonistas del primer paso.