El Meta sin gas natural, pero en cambio tampoco sin la defensa de sus líderes

Por las causas ya conocidas, la suspensión del servicio de gas natural en el departamento del Meta comenzó en la mañana del anterior lunes 6 de julio. A partir de ese día las metenses comunidades usuarias de dicho combustible, han tenido que sortear los traumatismos derivados de la contingencia motivadora recurriendo a la electricidad, a la gasolina y hasta a la leña.

Cuando se esperaba que el fin de semana estuvieran reparados los daños de la tubería en jurisdicción municipal de Barranca de Upía y que se restableciera el servicio, ocurrió todo lo contrario. Lo digo apoyado en la noticia virtual publicada por noticiasdevillavicencio.com a las nueve de la noche del sábado 11, que anunció que posiblemente solo hasta dentro de 10 días de nuevo habrá suministro de gas traído de Casanare.

¿El Meta: primer productor nacional de petróleo?

Indignación ya me causa el reiterado cuento de que nuestro departamento es el primer productor de petróleo.

Sin ahondar en el asunto, el desabastecimiento de gas natural que hoy afronta el Meta es la más reciente evidencia que expresa nuestro añejo sometimiento al sistema económico denominado extractivismo, puesto que al combustible se lo llevan para Bogotá.

Por ello, inaudito es que la producción de gas tanto de Apiay como de otros campos petroleros metenses no esté al servicio de sus habitantes, y que por externas voluntades económicas dependamos del que se produce en el vecino departamento de Casanare.

De ahí que me resulta humillante saber, que los restringidos suministros diarios que la empresa Llano Gas está prestando corresponden a los cunchos de la totalidad conducida a la capital de la República.

Además, dicha empresa nos dice que hay que “hacer uso racional del servicio”.

Mientras la comunidad metense lleva una semana -y quizá expuesta a 10 días más- soportando la falta de gas natural, en Bogotá los usuarios no han tenido una sola hora de interrupción en el servicio del combustible producido en el Meta.

Colmo de los colmos es que dicha ciudad sin ser petrolera, no padece el desabastecimiento de tal combustible.

Fijo es que en la urbe capitalina ni saben de la emergencia existente, pues hasta los medios de comunicación nacional no le dan importancia y por ello no informan, en cambio no cesan de avisar sobre los desabastecimientos de Venezuela, ver www.eltiempo.com de hoy domingo 10 de julio.

Mutismo regional: Si lo anterior causa coraje, este sentir se hace más creciente por causa del silencio de nuestras autoridades municipales y departamental, de los gremios, de políticos locales y con asiento en el congreso, así como de los defensores del Pueblo y del Consumidor, puesto que pasó la semana y no hicieron público ningún pronunciamiento.

Este mutismo sirve para medirles los grados de pertenencia local y de su preocupación por el beneficio colectivo. Ante situaciones menores o de orden público, a algunos de éstos se las ha escuchado lanzar por la radio veintijulieras expresiones de rechazo.

El notorio silencio me hace recordar el alboroto comercial armado antes del recién Día sin carro en Villavicencio, 23 de abril, cuando a la opinión pública le divulgaron cálculos de las pérdidas comerciales por dicha jornada en bien del medio ambiente.

La falta de gas natural, domiciliario y vehicular, me lleva a preguntar si ¿en el período transcurrido entre el lunes 6 y el sábado 11 de julio ya se tabularon cifras de pérdidas? para:

• Los establecimientos que procesan y expenden alimentos: restaurantes, panaderías, ect?

• Hogares e instituciones educativas, hospitalarias y hoteleras?

• Los taxistas asalariados?

Indudablemente, el efecto carambola la crisis deparó beneficio a los negocios que venden estufas y fogones para electricidad y gasolina, pues rápido agotaron existencias y pidieron urgentes envíos desde Bogotá.

¿Nuestros líderes atienden el postulado francés “Laissez fair, laissez passer”?

La nula reacción de quienes ostentan dignidades de liderazgo en el Meta, me lleva a pensar que dichas personas con admirable devoción, parece, que cumplen el postulado “dejad hacer, dejad pasar”, traducción de la frase francesa arriba citada y que según los expertos se aplica a la libertad económica.

Concluyo diciendo que para el caso aquí abordado, la baja presión del gas domiciliario que desde el anterior lunes por horas nos están suministrando, al parecer, es directamente proporcional a la presión del pensamiento crítico demostrado por quienes fungen como representantes de la comunidad metense.

Villavicencio, domingo 12 de julio de 2015.