Una de las recomendaciones que más aplica para los niños es controlar el uso de dispositivos móviles y la navegación por sitios web.
“Phubbing” –ignorar a una persona por estar mirando el celular–, “axiedad” –tensión y confusión por creer que llegan mensajes o notificaciones sin que esto realmente suceda–, “textofrenia” –percepción de que nos dejaron en visto– y “vamping” –romper el ciclo de sueño por revisar el celular entre las cobijas– son algunas de las manifestaciones de esta tendencia patológica que afecta más a la población infantil y juvenil.
Por lo general estos comportamientos crean en la persona un nivel de angustia, estrés y necesidad constante de estar revisando el celular, de no soltarlo, de sentirse angustiado cuando envía un mensaje y no se recibe respuesta y de crear todo un ambiente para tener un momento de “intimidad” con él.
“La ciberdependencia es el uso compulsivo de los dispositivos electrónicos inteligentes y de las redes sociales, que incide en el cambio de nuestras rutinas y en la forma como interactuamos con las personas, y que a futuro puede causar problemas físicos, psicológicos y sociales”, afirma el terapeuta ocupacional Farid Andrés Patiño Cortés, de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), especialista en Gestión Humana del Desarrollo, Bienestar Social y Empresarial.
Las estadísticas de 2021 del Ministerio de Ciencias y Tecnologías de la Información (MinTic), señalan que “niños y jóvenes entre los 8 y 18 años pasan en promedio 44,5 horas por semana frente a los computadores y dispositivos, y casi el 23 % de los jóvenes informan que se sienten adictos a los videojuegos”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la ciberdependencia como “una enfermedad física y psicoemocional que crea una dependencia hacia una necesidad o sustancia, actividad o relación. Se caracteriza por un conjunto de signos y síntomas en los que se involucran factores biológicos, genéticos, psicológicos y sociales”.
“No debemos olvidar que con el tiempo la ciberdependencia puede aumentar en la población infantil, ya que los niños han estado expuestos inevitablemente al uso de estos dispositivos como herramienta de distracción o de estudio a causa de la pandemia”, menciona el terapeuta ocupacional.
El especialista Patiño explica que “cuando la persona presenta ansiedad o intranquilidad, cambios en el estado de humor, ahogamiento o fatiga cuando no tiene cerca su dispositivo electrónico, es una señal de alarma de que está padeciendo una dependencia”.
“Dichos cambios se dan por un proceso bioquímico que se produce en el cerebro debido a la exposición continua a la luz, los movimientos y los sonidos que producen los dispositivos, los cuales le indican al cerebro que debe estar alerta o vigilante porque ‘viene algo más’. Esto hace que la persona entre en un estado de ansiedad porque necesita ser más estimulado, es decir, recibir más contenido o seguir jugando”.
“En tales condiciones, se reemplaza la calma, la construcción significativa de la vida a través de los procesos por la estimulación continua generadora de experiencias continuas e interminables, lo cual va generando en la persona una dependencia a seguir consumiendo experiencias emocionales”.
“Los ciberdependientes tienden a no socializar, evitan dar la mirada, contestan palabras cortas, mas no frases (no, nada, no sé, entre otras), lo cual genera una disrupción en los procesos de comunicación”.
Una de las recomendaciones que más aplica para los niños es controlar el uso de dispositivos móviles y la navegación por sitios web; para los jóvenes, establecer límites de uso de dichos dispositivos en contextos sociales, familiares u otro tipo de interacciones, y para el ciclo vital de adultos se sugiere “desconectar” dichos dispositivos en horarios no laborales, con el fin de mejorar las interacciones con su entorno.
Algunos tips que pueden ayudar son: utilizar un teléfono para el trabajo y otro personal; por un día, no usar los dispositivos electrónicos; poner en una cajita los dispositivos móviles apagados mientras se almuerza o cena; e ir al parque a pasear al perro, pero sin dispositivo móvil.
“Si la persona presenta ciberdependencia, la familia debe buscar la intervención de un profesional con el fin de que sea diagnosticado y puesto en tratamiento”, menciona el especialista.
Por último, señala que “el mundo va a sufrir de una epidemia social fuerte que será la salud mental, porque los seres humanos estamos siendo expuestos a disminuir nuestro relacionamiento social debido a la pérdida de comunicación verbal, no verbal y a la generación de vínculos afectivos a raíz de dichas tecnologías y formas impersonales de comunicación”.