Carlos Valdés aseguró que la propuesta “raya en lo ridículo” y “refleja ignorancia”, pues no se puede culpar de violencia sexual a una hormona.
Hay que recordar que el proyecto de ‘castración química’ propuesto por el representante del Centro Democrático, Álvaro Hernán Prada, no existe como tal, sino es más bien una terapia para calmar el deseo sexual del abusador, informó Blu Radio, que registra además que dicho proyecto superó el primer debate con 14 votos a favor y 6 en contra en la Comisión Primera de la Cámara de Representantes.
En dicha sesión, destaca El Espectador, participó el director del Instituto de Medicina Legal, Carlos Eduardo Valdés, que insistió en que las hormonas que se aplican para este procedimiento pueden ser revertidas por pastillas como el viagra.
“Estas sustancias pueden revertirse muy fácilmente, es decir, la acción química de inhibición de la testosterona se puede corregir bien sea porque el paciente no se tome la dosis adecuada y no mantenga los niveles del inhibidor, o bien sea porque tome cualquier otra sustancia que estimule la testosterona, o sea, con solo viagra logra revertir los resultados”, dijo Valdés, citado por El Espectador.
Para hacer las cosas más fáciles para el abusador, Valdés recordó que el viagra es un medicamento de venta libre, como lo expone Semana: “Nada se obtiene promulgando una ley de castración química obligatoria si eso se revierte con sildenafilo, o viagra, que es de venta libre”, aseguró Valdés, citado por el medio.
Para rematar, este médico cirujano y especialista en antropología forense aclaró que solo el 2,3 % de los casos de violencia sexual contra menores corresponde a acceso carnal violento: “El problema de la violación a menores no es de disfunción hormonal, sino un asunto de disfunción social”.
En julio pasado, Valdés ya había advertido sobre el particular en entrevista con El Tiempo, en la que mencionó que no se puede culpar de este flagelo a una hormona (la testosternona), la cual todos los hombres tienen en su ciclo de vida: “Esta hormona está presente en sociedades como Noruega, Suecia o Dinamarca, porque los noruegos y daneses también tienen testosterona, y pensar que la testosterona colombiana es la causante de la violencia sexual es un absurdo”, explicó.