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Alertan sobre impacto de la mala alimentación en la salud juvenil

Un hábito común está afectando la salud y energía de los adultos jóvenes, según advierte una especialista en nutrición.

Alertan sobre impacto de la mala alimentación en la salud juvenil

En el marco del Día Internacional de la Juventud, la nutricionista y dietista Clara Lucía Valderrama lanzó una advertencia: muchos adultos jóvenes están comprometiendo su salud presente y futura por errores simples, pero repetidos, en su alimentación diaria.

La especialista, integrante del Consejo Consultor de Nutrición de Herbalife, subrayó que esta etapa de la vida es crucial para consolidar hábitos. “Una alimentación adecuada impacta directamente en el rendimiento físico, el enfoque mental, la salud emocional y la prevención de enfermedades futuras”, afirmó.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una dieta saludable protege contra enfermedades no transmisibles como diabetes, cardiopatías o cáncer. Para ello, recomienda limitar el consumo de grasas a menos del 30% de la ingesta calórica, el azúcar libre por debajo del 10% (idealmente 5%) y la sal a menos de 5 gramos diarios.

Valderrama señaló que uno de los errores más frecuentes es saltarse comidas o elegir opciones poco nutritivas por falta de tiempo o información. La clave, dijo, está en planificar: incluir proteínas de calidad, carbohidratos complejos, grasas saludables, frutas y verduras en cada comida, así como desayunos completos que aporten energía desde las primeras horas del día.

En un contexto donde los jóvenes combinan estudios, trabajos y actividad física, los refrigerios saludables se vuelven aliados estratégicos. Frutas, yogur natural o snacks con proteína ayudan a mantener la concentración y evitar caídas de energía. Además, recordó que la hidratación y el descanso son tan esenciales como la alimentación para el bienestar integral.

La conclusión es clara: las decisiones que se toman en la juventud definen la salud del futuro. Un plan alimenticio equilibrado, sostenido en el tiempo y adaptado a un estilo de vida activo, no solo mejora el presente, sino que previene problemas a largo plazo, marcando la diferencia entre un envejecimiento saludable y uno lleno de limitaciones.