La posible fórmula de Uribe reabre un debate jurídico y político que divide opiniones en pleno año preelectoral.
Una nueva polémica se instala en el panorama político colombiano: ¿puede Álvaro Uribe Vélez aspirar legalmente a la Vicepresidencia en 2026? El debate, que ha estado latente durante años, resurgió con fuerza tras las declaraciones del abogado y precandidato Abelardo de la Espriella y el impulso reciente de Tomás Uribe, hijo del exmandatario. La controversia se discutió ampliamente en el programa Mañanas Blu, donde se analizaron tanto las restricciones constitucionales como los posibles cálculos políticos detrás de esta idea.
Según el artículo 204 de la Constitución, el vicepresidente debe cumplir con los mismos requisitos e inhabilidades del presidente. Varios panelistas recordaron que la Corte Constitucional ya inhabilitó a Uribe para una nueva Presidencia, lo que aplicaría también para una vicepresidencia, al ser un cargo de sucesión directa. “No hay forma legal de postularlo, ni siquiera por la puerta de atrás”, expresó el analista Luis Ernesto Gómez.
Además del impedimento legal, los expertos consideraron que el movimiento tiene una carga simbólica y electoral de alto riesgo. “Es una apuesta costosa en términos humanos, jurídicos y políticos”, dijo María Consuelo Araújo. Aunque Uribe aún conserva un amplio respaldo entre sus bases, su figura sigue siendo altamente polarizante en el escenario nacional.
Otros analistas fueron más allá, sugiriendo que este planteamiento buscaría internacionalizar el caso judicial que enfrenta el expresidente por presunta manipulación de testigos. “Es una jugada geopolítica que intenta vincular el juicio con el respaldo de figuras como Donald Trump, como ocurrió en Brasil con Bolsonaro”, sostuvo el politólogo Álvaro Forero.
Algunos panelistas, sin embargo, propusieron un camino alternativo: un eventual regreso de Uribe al Senado, donde aún mantiene liderazgo. Esta opción, aunque menos provocadora, evitaría conflictos constitucionales y permitiría mantener su influencia sin exponerlo a otra campaña electoral.
En conclusión, la idea de una vicepresidencia para Uribe en 2026 parece más una maniobra de presión o visibilización que una opción factible. Tanto desde el Derecho como desde la estrategia política, el consenso entre los expertos es claro: la propuesta divide más de lo que une.
Tomado de Bluradio