Niñas y niños menores de 5 años de Amazonas, Chocó, Guainía, Guaviare, Vaupés y Vichada tienen gravemente comprometido su desarrollo. El 100% de los municipios en los que habitan están en los niveles más bajos del Índice de Desnutrición Crónica (IDNC) 2022 de la Fundación Éxito, lo cual significa que viven en condiciones propicias para la enfermedad. Como ellos, otros niños y niñas de 385 municipios del país están en alto riesgo de sufrir la enfermedad. Así las cosas, 1.026.491 de niñas y niños en primera infancia pueden padecer desnutrición crónica con consecuencias nefastas para su presente y su futuro.
Los estudios evidencian que una niña o niño con desnutrición crónica o retraso en talla antes de los 5 años puede tener en la edad adulta 14 puntos menos de coeficiente intelectual, 5 años menos de educación y 54% menos de salario, que uno que no padeció la enfermedad. En otras palabras, será un adulto con grandes desventajas para él y su familia.
Con el fin de alertar sobre este asunto de salud pública, por quinto año consecutivo la Fundación Éxito entrega al país el Índice de Desnutrición Crónica (IDNC). En esta ocasión el Índice, además de revisar 14 variables con información oficial del año 2020, realizó un análisis del periodo 2015 a 2020 sobre las condiciones que llevan a que se produzca la enfermedad. El riguroso seguimiento evidenció que en La Guajira ninguno de los municipios ha mejorado a pesar de los reiterados llamados, es más, 60% de ellos empeoró en ese periodo. Igualmente, que en Cesar, Atlántico y Bolívar se han ido deteriorando las condiciones que propician la enfermedad. Estos hechos explican por qué 49% de las muertes por desnutrición crónica en menores de 5 años en 2020 sucedieron en esta parte de Colombia.
“En 28 de los 32 departamentos se acentuaron las condiciones para que los menores de 5 años padezcan desnutrición crónica o retraso en talla, lo cual representa un aumento del riesgo para 82% de la población en esta edad”, señala Paula Escobar, directora de la Fundación Éxito.
En general, el ejercicio muestra que no hay un solo departamento en el que su población menor de 5 años esté exenta del riesgo de padecer desnutrición crónica. En ello tuvo mucho que ver la pandemia, puesto que algunos servicios de salud se vieron afectados y no han recobrado la cobertura de 2018. “La desnutrición infantil se combate con agua y salubridad, con la entrega de alimentos nutritivos, con campañas de vacunación efectivas, activando controles prenatales, asegurando consultas de crecimiento y desarrollo”, agrega Escobar.
Precisamente, esos factores de prevención decayeron en Colombia. Por ejemplo, la vacunación disminuyó 14,4% entre 2019 y 2020 (76% a 61,6%) y la asistencia al menos a cuatro controles prenatales de madres gestantes de nacidos vivos bajó 3,74 puntos porcentuales y está 14,8 puntos por debajo de la meta establecida (95%), al pasar de 83,92% a 80,18% entre 2019 y 2020. En consecuencia, se incrementaron factores que agudizan el riesgo de desnutrición como la mortalidad materna, cuya razón fue de 45,3 por 100.000 nacidos vivos en 2018 y pasó a 78,3 en 2021, de acuerdo con los reportes epidemiológicos del Instituto Nacional de Salud.
“Estos indicadores y otros más, como mortalidad en la niñez, calidad del agua y bajo peso al nacer, son determinantes de la desnutrición crónica. No podemos quedarnos inmóviles ante unos resultados tan preocupantes. El Índice de Desnutrición Crónica es un indicador líder que puede orientar decisiones de las autoridades en tanto el país aplica una nueva encuesta de situación nutricional”, explica la Directora de la Fundación Éxito.