Asopartes advierte que nuevos aranceles pondrán en riesgo el sector motriz colombiano, altamente dependiente de repuestos importados
La Asociación del Sector Motriz y sus Partes (Asopartes) alertó que el 85 % de las autopartes en Colombia son importadas, lo que expone al país a un impacto directo por las medidas arancelarias que Estados Unidos pondrá en marcha desde abril, sumado a un proyecto de decreto del Gobierno colombiano que busca gravar más de 220 productos del sector. La situación amenaza con encarecer los repuestos, afectar el transporte y elevar el costo de vida para millones de colombianos.
Según cifras de la DIAN, en 2024 se importaron autopartes por USD 3.132 millones, un aumento del 3,79 % frente a 2023, pero aún por debajo de los niveles pre-pandemia. El nuevo panorama arancelario preocupa al gremio, pues la producción local solo cubre el 15 % de la demanda, lo que hace que cualquier alteración externa o política proteccionista interna tenga efectos inmediatos en el precio final de las partes y la competitividad del sector.
Carlos Andrés Pineda Osorio, presidente ejecutivo de Asopartes, aseguró que estas medidas “no solo aumentarán los costos de importación, sino que también pondrán en desventaja nuestras exportaciones en el mercado estadounidense”. La entidad teme que los efectos se extiendan como un dominó en la industria automotriz global, debilitando aún más la cadena productiva nacional.
Frente a este escenario, Asopartes propone fortalecer la industria nacional con inversión en tecnología y capacitación técnica, diversificar los mercados de importación, establecer diálogos diplomáticos con EE. UU. y fomentar productos locales con valor agregado para competir globalmente. La asociación insiste en que estas acciones deben ser estratégicas y coordinadas, evitando decisiones aisladas que comprometan al sector.
También advierte que una política proteccionista sin visión de largo plazo limitaría el acceso a tecnologías especializadas y frenaría la renovación del parque automotor. En un contexto de inflación y alta volatilidad cambiaria, encarecer los repuestos podría traducirse en vehículos menos seguros y mayores costos operativos para el transporte público y privado.