Aunque la literatura señala que las picaduras de abejas se dan más en las zonas rurales, encontramos que ocurren más en zona urbana.
Los hombres entre 14 y 59 años fueron los más afectados por picaduras de abejas, avispones y avispas, que entre 2009 y 2019 sumaron 25.282 casos (una prevalencia del 0,53 %), especialmente en Cundinamarca, Tolima, Valle del Cauca y Antioquia.
De esos 25.282 casos, 19.164 corresponden a picaduras de abejas, mientras que el restante a picaduras de avispas, lo que evidencia que las abejas son las que generan más contactos traumáticos en el país.
Durante ese mismo periodo se habrían presentado 240 muertes por picaduras de abejas, es decir un promedio de 26 muertes por año, lo que significa una tasa de mortalidad del 0,44 por 100.000 habitantes.
“Aunque la literatura suele mostrar que estos contactos traumáticos por picadura de abejas se dan más en las zonas rurales, encontramos que ocurren más en las urbanas”.
Así lo afirma el fisioterapeuta José David Ovalle, magíster en Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien estudió la frecuencia con que se daban los eventos traumáticos por picadura de avispones, avispas y abejas, que se pueden presentar en casas, carreteras y calles, entre otras zonas urbanas.
Según el investigador, ya sea por la quema de cultivos o por fumigaciones constantes, estos eventos hacen que las abejas se trasladen hasta sitios como carreteras, fronteras urbanas, balcones y parques, ya que ahí encuentran un medio apropiado para sobrevivir y buscar alimento.
Para llegar a estos resultados, el investigador acudió a datos del registro de atención en salud de urgencias, hospitalizaciones, consultas y consultas externas, junto a información de las estadísticas distritales del DANE.
“En Colombia hay subregistro por las picaduras de abejas, ya que estas no suelen generar muchas complicaciones, mientras que el contacto por traumatismo generalmente ocurre porque la persona es alérgica, o por un ataque masivo, es decir cuando un grupo grande de abejas ataca a un solo individuo, produciéndole envenenamiento”.
Según el investigador, aunque en el continente americano existen diferentes tipos de abejas, el interés en términos de salud pública cobra relevancia en la abeja africanizada, una especie genéticamente relacionada con la abeja africana.
Las abejas africanas, introducidas al país en 1956, tienen la característica de ser más defensivas, más protectoras de la cría y de los recursos de la colmena, y esa naturaleza hace que piquen más a lo que consideran como una amenaza para su supervivencia, como los humanos. Además tienen la capacidad de moverse hacia diferentes sitios que les brinden las condiciones necesarias para vivir.
“Estas abejas son interés para la salud pública porque son animales venenosos y ponzoñosos, y además tienen una púa o aguijón con forma de arpón que penetra en la piel y no permite que salga, así que cuando la abeja se va, deja su aguijón y la apitoxina que se inyecta como veneno”, explica el investigador.
Sin embargo, para la época en la que fueron introducidas al país no hubo estudios suficientemente avanzados que mostraran el comportamiento de la abeja africana. Fue así como estas 26 abejas reinas se fueron movilizando con sus enjambres a diferentes lugares, llevando a procesos de hibridación y a que la abeja africana se convirtiera en africanizada.
“Esto ha traído muchos beneficios ambientales, ya que las colmenas se han usado para atender necesidades alimentarias de las personas, y además desde hace mucho tiempo la apitoxina se usa para algunos procesos o tratamientos médicos. Aunque resaltamos la importancia que tienen las abejas para la supervivencia del hombre, su seguridad y soberanía alimentaria, no podemos ignorar que estos animales se han atacado con fumigación, lo que ha llevado a su migración de campos de cultivo hacia las ciudades o zonas más pobladas”, recuerda el investigador.
Según el magíster Ovalle, es importante que cada persona reconozca su nivel de alergia frente a las picaduras de abeja, solicitando a través de los distintos sistemas de atención en salud la verificación de posibles alergias.
Así mismo, en los lugares donde se presentan mayores complicaciones por la presencia masiva de abejas, se debe evitar usar ropa de colores oscuros, como el negro, ya que estos insectos identifican los colores fuertes como más atractivos para picar. En vez de eso se deben usar prendas claras y con manga larga.
“Otra de las recomendaciones está relacionada con la interacción de las abejas en cajas refugio. Estas deberían ubicarse en árboles frondosos o construcciones, en donde tengan un lugar donde llegar en caso de que decidan migrar a esas zonas, evitando que se ubiquen en zonas críticas como parques infantiles, balcones u otros espacios con alto flujo de personas”.