Colombia, anfitrión de la COP16, enfrenta una encrucijada: conservar su biodiversidad o seguir los modelos extractivistas de la Modernidad.
Este mes, la ciudad de Cali será la sede de la 16ª Conferencia de las Partes de la Convención de Biodiversidad (COP16), donde Colombia, uno de los países más megadiversos del mundo, tendrá un papel clave en las discusiones globales sobre la conservación y uso sostenible de la biodiversidad. La importancia de este evento recae en los logros recientes del país, como la reducción de la deforestación y la consolidación de áreas protegidas con la participación de comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinas.
La COP16 se llevará a cabo en un momento crítico, en el que los territorios con mayor biodiversidad, como la Amazonía, el Chocó Biogeográfico y la Sierra Nevada de Santa Marta, han enfrentado tanto violencia como desplazamientos. A pesar de estos retos, las comunidades locales han desarrollado alternativas de manejo sostenible y restauración ecológica, basadas en cosmovisiones ancestrales que respetan la naturaleza como fuente de vida y bienestar.
En la región del Guaviare, la restauración de tierras antes devastadas por la colonización extractivista ha generado una transformación. Allí, los bosques están resurgiendo, gracias a la plantación de árboles nativos, lo que ha permitido la recuperación de nichos ecológicos que se creían perdidos. Esta experiencia ha llevado a la academia colombiana a replantear sus enfoques, integrando el conocimiento biocultural de estas comunidades en sus programas, como el de Ingeniería Forestal y del Medio Natural.
La academia, sin embargo, debe desprenderse de los prejuicios de la Modernidad que, como señala la columnista Lucero Martínez Kasab, han promovido la explotación de los recursos naturales en beneficio de unos pocos, condenando a millones a la pobreza. En este contexto, la biodiversidad de Colombia se encuentra en una encrucijada: continuar por la vía del desarrollo extractivo o avanzar hacia un enfoque de sostenibilidad que respete la vida y los derechos de las comunidades locales.
La COP16 es una oportunidad para que la academia, los gobiernos y las comunidades trabajen juntos en la implementación de las 23 metas propuestas, enfocadas en la conservación y uso sostenible de la biodiversidad, con el fin de garantizar el bienestar de la sociedad y la protección del planeta.