Crisis, precariedad laboral y nuevas prioridades obligan a preguntar si la generación millennial podrá afrontar dignamente el rápido envejecimiento del país.
Colombia avanza hacia un envejecimiento poblacional acelerado, pero sus generaciones jóvenes, en especial los millennials, aún no cuentan con condiciones reales para afrontar una vejez digna y estable. La caída en la natalidad y el aumento de personas mayores de 60 años proyectan que, para 2070, un 32 % de la población estará en la tercera edad. Sin embargo, el país sigue sin estar preparado para ese cambio.
En este contexto, el Dr. Joaquín Mateu Mollá, director de la Maestría Oficial en Gerontología de la Universidad Internacional de Valencia (VIU), advierte que los millennials no deben ser vistos desde estigmas edadistas. Más bien, han atravesado circunstancias históricas particulares pandemias, desempleo, conflictos globales que han moldeado su visión del futuro y sus formas de relacionarse con el trabajo, el dinero y el bienestar.
La mayoría enfrenta hoy precariedad laboral, altos costos de vida, dificultades para adquirir vivienda y un entorno cada vez más volátil. Estas condiciones han generado ansiedad e incertidumbre que impactan su salud mental y su capacidad para planear a largo plazo. La hiperconectividad digital, además, ha alterado profundamente los vínculos y ha impuesto presiones emocionales difíciles de gestionar.
A diferencia de generaciones anteriores, los millennials han priorizado otras metas: salud emocional, libertad financiera, aprendizaje constante y experiencias personales por encima de la acumulación material. Este giro en los valores, explica Mateu, no es un síntoma de fracaso, sino una adaptación forzada a un modelo que ya no ofrece garantías de progreso.
No obstante, ese desapego material puede generar frustración cuando las expectativas no logran cumplirse en un entorno que no brinda las condiciones necesarias. Aun así, esta generación introduce en el debate una reflexión fundamental: cuestiona los esquemas tradicionales, exige participación y promueve cambios sociales que podrían impactar positivamente en el largo plazo.